Con los días fríos que estamos viviendo últimamente tanto en Galicia como en el resto de España, contar con una manta abrigada a mano puede mejorar nuestra calidad de vida de forma exponencial. Es verdad que son artículos que tienden a pasar desapercibidos y olvidados, ya que es el edredón o la colcha los que destacan como la estrella de la cama, mientras que son las sábanas las que brindan esa caricia de suavidad que tu piel tan jugosita, pero es la manta, metida entre las dos, la que crea una barrera definitiva entre tú y el exterior para mantenerte calentita/o.
Cuando se trata de comprar una manta, puedes pensar que no hay mucho que pensar, más que el color o el tamaño pero, aunque elegir la manta adecuada es bastante sencillo, hay algo más que eso para analizar. Aquí te dejamos algunas cosas que debes tener en cuenta.
Si estás comprando una manta para el sofá no hace falta que pienses demasiado en esto (solo dependerá de si prefieres taparte con una manta más grande o más pequeña), pero si estás eligiendo una manta para tu cama, necesitas una que sea lo suficientemente grande como para cubrir el colchón con algunos centímetros adicionales para colocar alrededor de los costados y la parte inferior. Si bien los tamaños exactos varían de un fabricante a otro, los tamaños típicos de mantas suelen ser 220x240 cm, 240x240 cm, 160x240 cm y 130x170 cm, aunque también existen otros.
Aquí es donde se la cosa se pone un poco más complicada. Existen muchos tipos de tejidos con los que se puede hacer una manta, por lo que debes tener en cuenta las ventajas y desventajas de cada uno a fin de elegir la mejor opción.
El algodón tiende a ser liviano y suave, lo que lo convierte en una tela de manta ideal para ambientes cálidos o en verano (o si no te gusta dormir exageradamente abrigada/o). Si tienes una piel sensible o alergias, un algodón suave puede ser una buena alternativa a la lana o materiales similares. El algodón no solo es suave, sino que además es transpirable, una ventaja si tiendes a despertarte sudando por la noche. Sin embargo, una manta cien por ciento algodón puede encogerse o apelmazarse si no se tiene cuidado. Por último, si eres de las personas que prefiere tener en su cama esas mantas pesadas que te hacen recordar a la casa de tu abuela, probablemente el algodón no sea la opción más adecuada para ti.
La lana, otro tejido natural, es una opción perfecta cuando baja la temperatura y necesitas un poco de calor adicional. A pesar de ser muy cálidas, las mantas de lana no pierden la capacidad de ser transpirables, por lo que son buenas para absorber la humedad. Algunas mantas de lana son lavables, pero otras requieren limpieza en seco, así que debes fijarte siempre eso para no arruinar un bonito artículo. Probablemente la desventaja más clara de la lana es que puede ser áspera e irritante para quienes tengan la piel sensible.
Una manta de plumas es similar a un edredón de plumas, pero más delgada y liviana. Las mantas de plumas contienen una capa de plumas intercalada entre las capas de tela (generalmente algodón). Ten en cuenta que este tipo de mantas no suelen ser buenas conductoras de la humedad, lo que puede causar sudoración nocturna. Por otro lado, también debes considerar que muchas personas son alérgicas a las plumas, por lo que si este es tu caso deberías optar por otro tipo de manta.
Suave y cálido, el cashemere se hace con las capas inferiores del pelaje de las cabras de Cashmere en un proceso que requiere mucha mano de obra y que contribuye a su costo relativamente alto. Las mantas tejidas se pueden lavar a mano en agua fría, luego se presionan y se dejan secar en toallas limpias. Las mantas tejidas deben limpiarse en seco. Si bien esto puede parecer un alto mantenimiento, la cachemira es bastante duradera y en realidad se volverá más suave con el tiempo.
Si deseas una manta asequible y hecha de material de larga duración, el poliéster es la opción perfecta (las mantas de coralina están hechas a partir de microfibras de poliéster). El poliéster resistirá el lavado y el secado durante años sin perder su color o forma, y generalmente cuesta menos que las telas naturales. Una manta hecha con una mezcla de poliéster y algodón u otros materiales naturales es una buena forma de obtener la robustez del poliéster sin sacrificar la suavidad y la transpiración de las fibras naturales.
Lógicamente, cuando compras una manta lo primero que debes analizar es su uso práctico (qué tanto abriga, cómo se siente al tacto, etc.), pero eso no significa que debas dejar de lado el apartado estético de la misma.
Al momento de comprar una manta piensa dónde la pondrás: si su lugar va a ser debajo del edredón asegúrate de que tenga un diseño capaz de combinar con él y con tus sábanas (o por lo menos, con la mayor cantidad posible de tus sábanas). Si su lugar será sobre la cama, tendrías que pensar en combinarla con el resto de la habitación, siguiendo la paleta de colores que hayas definido e intentando que tenga una textura similar al resto de los artículos textiles o tapizados que pueda haber en la habitación. Lo mismo sucede si vas a usarla para mirar pelis en el sofá: si va a quedar fija en el salón, asegúrate de que no rompa la estética del espacio.
Esperamos que este artículo te haya servido y que te ayude para elegir la mejor manta posible. Si así fue, no dudes en compartirlo en tus redes sociales.
Regístrate ahora y no te pierdas ninguna de las últimas novedades que en Bertha Magazine tenemos para tí y para tu casa.
Regístrate en la página y escríbenos, ¡queremos saberlo todo de ti!